jueves, 22 de septiembre de 2016

¿DEMOCRATIZAR LA VIOLENCIA?

Me refiero a la violencia del Estado.  Aquella violencia que tiene su origen en las instituciones de  alguno de los tres Poderes como norma de imponer su  modo de actuar. Es lo que llamamos terrorismo de  estado.
En cuanto a “democratizar” puede ser de dos maneras.
Democratizar realmente o hacerlo en apariencias. Esto último es lo que  llamamos “democracia formal”. Pura apariencia de democratización
Y la respuesta al titulo de estas líneas es clara.
Si Democracia es gobierno del Pueblo, con el Pueblo y para el Pueblo nunca realmente la violencia de Estado, que destroza, engaña  y  suplanta al Pueblo, puede ser democracia. Y si a esto llamamos democracia se trata de pura apariencia de ella.
En las campañas electorales  del Paraguay descaradamente se  prometen cosas que nunca van a cumplir. Esto es apariencia de democracia.
El día de elecciones impunemente se venden y comprar los votos.  De allí nace una aparente voluntad popular que es aparente.
Todo esto se prolongará luego en el ejercicio de los tres Poderes. Y se da en el actual Paraguay.
El Poder legislativo, alejado del Pueblo, hace leyes a sus espaldas que lo dañan. El Poder judicial , con un telaraña de leyes que interpreta políticamente, aunque su cúspide afirme la libertad e imparcialidad judicial, favorece  con su sentencia al que más tiene y codena al pobre. Y el Poder ejecutivo,  pongo un caso concreto,  aparentemente  dice que no le interesa la repetición del mandato, cuando en realidad mueve todas sus fichas (aun comprando el cambio de la Constitución) para ser relegido.
Vivimos en una  democracia aparente en la que priva más el interés partidario al servicio de los “amos” del Paraguay que el Bien Común de un Pueblo empobrecido.
Estamos en una  plutocracia (violencia del poder del  dinero), con capa y figura de aparente democracia que no es sino una aparienciacracia (violencia oculta y disimulada).  

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