martes, 11 de agosto de 2015

PARECEMOS CANSADOS Y SIN GANAS DE LUCHAR


He vivido en el Paraguay tiempos, como los días del Marzo paraguayo, en el que grandes sectores de la población vivíamos entusiasmados por un futuro mejor.
Pero, ahora,  muchos parecen cansados y sin ganas de luchar.
No  encuentran motivos para luchar por una sociedad  mejor y se defienden como pueden del desencanto. Un sentimiento de impotencia y desengaño parece atravesar el alma de la sociedad. Las  nuevas generaciones  están aprendiendo a  vivir sin futuro. Y, cada vez son más los que viven sin un mañana.
“Y, cuidado, porque el ser humano no puede vivir sin esperanza. “Somos viajeros que andamos  buscando algo que no tenemos”. Nuestra vida es siempre expectación. Y cuando la esperanza se apaga en nosotros, nos detenemos, nos destruimos, sin esperanza dejamos de ser humanos”.
He  editado y citado todo esto de José Antonio  Pagola.
Y, ahora, pongo mi parte.
Mal debemos de andar cuando habiendo tantos millares de cosas que hacer en bien de la humanidad cercana o lejana, nos empeñamos en decir que no sabemos o no nos importa qué  hacer que valga la pena.
Fijémonos concretamente en el Paraguay. Nos están llevando a donde no queremos. ¿Por qué esto no nos hace hervir la sangre?
A nuestro  alrededor  nuestros hermanos están desnutridos, sin trabajo, mal vestidos y habitando en cuevas de plástico negro. ¿Por qué no soñamos en darles una mejora en su dolor y extrema pobreza? La juventud siempre ha sido rebelde. ¿Ahora?
Dos partidos políticos se han hecho los dueños del Paraguay y, separados  o en alianza, con la plata que robaron al Estado nos conservan en la pobreza para así podernos comprar más barato. ¿Por qué aguantamos tanto?
Por una resolución inhumana el intendente  está privando a los inundados de los derechos esenciales: agua, baños, transporte, techo, paredes, comida.

Nada de esto es lo que nos dijo el Papa.

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