martes, 13 de enero de 2015

LOS OLVIDADOS DE LA IGLESIA


A un grupo lo forman personas que son precisamente las que más llenan nuestros templos. Inclusive, personas que más trabajan en ellos.
El olvido está en que llenan todos los puestos más humildes y trabajosos. Pero allí se quedan. Les hemos puesto una barrera: prohibido el ministerio ordenado de sacerdote para la mujer y los puestos importantes de decisión.
La mujer en la Iglesia es benemérita por su entrega. Olvidada, porque se les niega aquello que los varones podemos alcanzar.
El teólogo Vicor Codina s.j. lo ha dicho claramente: “Hay que revisar el papel de la mujer en la Iglesia, superando toda forma de patriarcado machista y androcéntrico. Dentro de esto se debería repensar si la prohibición al ministerio ordenado de la mujer, que se considera como algo “definitivo”, es realmente intocable, ya que esta conclusión no tiene fundamento bíblico ni tradicional”.
El otro grupo es el más mayoritario. Entran las mujeres laicas que son más del 50% y los hombres laicos.
Tenemos una Iglesia machista clerical. Los puestos de influencia lo tienen siempre hombres sacerdotes, no laicos.
Los laicos (ellas y ellos) parecen hechos para obedecer solamente. Y esto es un mal grande, pues en esa mayoría absoluta se esconden valores y virtudes heroicas que quedan inutilizados en la comunidad cristiana. Paradójicamente el otro grupo inmenso de olvidados los son por ser pobres, económicamente hablando. Y estos fueron, precisamente, los preferidos del Señor Jesús. ¿Qué ha pasado en todas las Iglesias para que nos olvidemos tanto de la primera bienaventuranza?
Sinceramente, conozco las causas de estos tres olvidos. Pero, no comprendo cómo no hemos sido capaces de superarlas después de más de veinte siglos.
Me alegra que se están dando pasos adelante y positivos para remediar todo lo que he escrito. Pero hay que ir más de deprisa.

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