martes, 18 de noviembre de 2014

GENOCIDIO ACHE DE LOS AÑOS SESENTA



Nos lo relató la líder ache Alba Eiragi en un programa de radio Fe y Alegría  1300 AM.  Y emocionó a muchos de los oyentes.
Los ache fueron diezmados y los sobrevivientes jóvenes vendidos como esclavos a estancieros. Denuncia hecha con nombres y apellidos de políticos de entonces que sacaron mano de obra regalada de aquella matanza. Contaba Alba que su propio padre fue vendido cinco veces. Y años después  los sobrevivientes fueron llevados a una especie de campo de concentración, donde otro desalmado político del partido los vejó a su antojo.
Todo esto fue denunciado en el año 1974 por   Bartomeu Meliá y un grupo de antropólogos extranjeros.
Por la presión internacional, el dictador respondió a una de las entidades de los EE.UU. diciendo que todas las acusaciones eran falsas y fruto de un complot contra el Paraguay donde se vivía en Paz y Progreso. Las clásicas palabras mentirosas que suelen decir los que están en el poder, más todavía en una dictadura, cuando son cuestionados.
La dictadura nada hizo y tampoco los otros gobiernos colorados que la siguieron.
Actualmente se ha formado el grupo KUAA REKO con indígenas  ache y personas de todas las clases sociales para seguir investigando este genocidio y lograr no sólo de  los mil y pico ache que todavía quedan de esta parcialidad, sino para darles la compensación que se merecen los descendientes de los que murieron en el genocidio.
Escribo,  para terminar, algunos párrafos de la Constitución Nacional, parte Primera título II, capítulo V, sobre los Pueblo Indígenas. Ojalá los cumpliéramos.
“Los Pueblos indígenas tienen derecho a la propiedad comunitaria de la tierra, en extensión y calidad suficientes para la conservación y desarrollo de sus formas peculiares de vida.
El Estado les proveerá gratuitamente de esas tierras las cuales serán inembargables, indivisibles, intransferibles, imprescriptibles… ni ser arrendadas, estarán exentas de tributos”.

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