viernes, 19 de septiembre de 2014

MAESTROS EN HACER MAL LAS COSAS




Hablo a  la juventud pero no sobre la juventud, pero hablo a la juventud para que actúe. Y le hablo con una cierta grande preocupación. Es como una llamada de auxilio.
He escuchado el comentario de un gran ganadero menonita donde, sin ninguna duda, dice que lo que se habla  sobre la desforestación es exageración y  que “eso del cambio climático es una gran farsa”.
Este hombre es un poder empresarial y en sus manos están muchos miles de hectáreas del Chaco Paraguayo. Y con este su criterio, poco o nada podemos esperar de él. Y en el Chaco existen más de 20.000 haciendas donde se cometen impunemente delitos medioambientales, cuyos dueños pueden pensar, más o menos, como él.
Frente a esta actitud y como guardianes de la naturaleza del Chaco, en su integridad de fauna  y conservación de la tierra, solamente existen dos funcionarios públicos de alto nivel con una camioneta. Da risa, ganas de llorar o, mejor, una gran ira.
En el siglo XX ganamos en una guerra la soberanía del Chaco. En el siglo XXI ya no está en manos de paraguayos la inmensa soberanía de este territorio. Se calcula que dentro de 25 años, la deforestación  habrá  llegado a su límite. ¿Cuántos años más aguantará nuestro  Chaco antes que su débil naturaleza comience a degradarse?
Los adultos que hoy tienen el poder económico o político son maestros en hacer mal las cosas. Pareciera que no les importa que tras ellos venga un día “el diluvio”, o sea la ruina de esta hermosa y fértil naturaleza paraguaya.
¿A dónde acudir para da una solución a problemas como este?
Radicalmente, yo diría que a toda la juventud. Inclusive a esa juventud que, deben de sentirse mal cuando vean que sus compañeros de clase social rica irrespetan  a  la madre naturaleza y a sus compatriotas.

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