lunes, 11 de noviembre de 2013

EL DEBER DE CONCIENCIAR



Lo más necesario a realizar  ahora es insistir en acompañar a los  más empobrecidos del Paraguay y aprendiendo de ellos ayudarles a comprender, en su estilo, que el Paraguay es de ellos, que hay una manera de caminar y de vivir con los ojos cerrados y  manipulados por los que están en el poder.

Y que  existe otra manera, con los ojos abiertos por la que ellos participan y son los protagonistas de su propia liberación.

Y el fundamento de todo esto es que el Paraguay nuevo, en el que soñamos, se construye de abajo para arriba.

Insistía antes de que tenemos que aprender de ellos antes de intentar  servirles, porque ellos ya intuyen lo que pasa  en realidad  mejor que nosotros.

Ellos tienen la sabiduría del  oprimido. En ella comprenden los modos con que los han hundido y arrinconado de por vida.

  Y en ella también han descubierto las cosas buenas que un día les llegaron a ellos. Y comparándolo en la vida, no en teorías contrastadas, se dieron cuenta por donde camina la cercanía a otro Paraguay soñado.

Y vuelvo a insistir, en que solamente, aprendiendo de los de abajo, donde los ha colocado el sistema para hundirlos, podremos ayudarles lo poco que hemos aprendido los que estudiamos.  Se trata de enseñarles a sistematizar lo mucho que ellos ya tienen asimilado de la Vida.

Por eso no les hagamos caso a los que considera a este Pueblo humilde como un rebaño al que se le puede comprar por cinco años para luego olvidarlos.  

Y, ojala, escuchemos a los que se acercan a ellos  con la mano abierta. No llevándoles plata. Sino  el compromiso de servirles y representarlos de verdad.

Solamente así nuestro Pueblo  conseguirá su protagonismo. El que siempre se les ha negado  y que pareciera que no lo van a lograr nunca.

Es la hora de la concienciación.

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