jueves, 25 de julio de 2013

PARA, CON Y COMO LOS POBRES



Recordando a San Francisco de Asís, una de las primeras cosas que dijo el nuevo papa fue: “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!“.

Curiosamente, si viviera entre  nosotros ahora Francisco de Así, nos diría que eso es lo que él quería y no pudo lograr. Vivió en tiempos de la Cristiandad. Entonces la institución Iglesia era uno de los más grandes  poderes.

Francisco tuvo que contentarse en formar un grupo de hombres y de mujeres con el ideal de vivir “con” y “como” los pobres. Y, por cierto que tuvo tanto éxito que   en menos de veinte años había 5.000 seguidores.

Dejo ahora que hable de  este tema  una persona a la que estimo mucho y que desde hace mucho  tiempo vive este espíritu franciscano, Leonardo Boff.

“Francisco hizo mucho con los pobres, los tenía presente y todo lo que podía estaba con ellos. Pero, todavía hizo más: vivió como los pobres. Asumió su vida, sus costumbres, limpiaba sus heridas y comía con ellos.  Se hizo pobre entre los pobres. Y si encontraba a alguien más pobre que él, le daba parte de su ropa para ser realmente el más pobre entre los pobres”. 

“Francisco en este contexto de pobreza extrema dio valor a la fraternidad. La pobreza de cada uno era un reto para el otro, para cuidar de el y proporcionarle, mediante la limosna o el trabajo,  todo lo necesario. Para los que vivían totalmente desprotegidos, la fraternidad significaba efectivamente todo”.

Concluye Leonardo Boff: “Muchas lecciones podrían sacarse de esta aventura espiritual.  Quedémonos con una: para Francisco las relaciones humanas deben de construirse siempre a partir de  los que no tienen nada y no tienen por eso la visión de los poderosos. Sólo una fraternidad que viene desde abajo y desde ahí engloba a todos los demás, es verdaderamente humana y tiene sostenibilidad”.

1 comentario:

  1. El poder del dinero lo contamina todo, hasta al mensaje evangélico. Gracias a que el Espíritu zarandea de vez en cuando la vida de fe con figuras como Francisco de Asís, Teresa de Calcuta y ahora el Papa Francisco.

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