Alguna vez tenemos que detener la marcha y dedicar un tiempo a dar las gracias a todo aquello que nos mantiene en la Vida. Y no es que no lo hagamos. Una ocasión es el día de la madre y es muy importante. Pero, todavía, con ser grande, es poco. Porque la deuda que tenemos de agradecimiento abarca a muchas más personas y modos de expresarlo.
La solidaridad es la virtud que nos hace caminar con la mano abierta, símbolo de dar y de darse. El respeto es el freno que hace ponernos límites ante las personas y la naturaleza para no dañarlas. El servicio es una faceta de la humildad. La alegría brilla como un foco encendido que produce nuestras mejores relaciones humanas. Y el amor, de todas las clases y tipos, es la envoltura de todo lo que vale en la creación.
José Miguel Munárriz, con su corazón grande, hizo la síntesis de todo lo anterior en las dos frases: “Por favor” y “Gracias”
Poder vivir todo esto en profundidad es lo que deseo con todo el que me encuentre hoy. Y lo que me dará valor a cada jornada. Será mi modo de agradecer al Dios de la Vida.
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