Fue una noticia que me causa asco.
150 alumnos de la Facultad de Agronomía de la UNA, fueron llevados en hediondos camiones de ganado hasta una hacienda y allí “bautizados”. Fueron golpeados salvajemente por arreadores en sus espaldas, los humillaron haciéndoles arrastrarse entre restos de vacas podridos, les obligaron a beber brebajes inmundos etc…...
Todo realizado por compañeros de Facultad que así se vengaron de lo que cobardemente sufrieron cuando entraron. Y con el lavado de manos hipócrita de las autoridades de la Facultad de Agronomía que prohibieron este acto en su campus, pero que no toman acciones en contra de los victimarios.
Ese hecho, que se repetirá en Medicina y en Veterinaria, me causa asco. Es la negación del respeto que todos nos debemos, es el mal empleo de vidas que gozan en la brutalidad y no en la responsabilidad.
También, este hecho me causa pena. Todavía tenemos una parte de nuestra juventud que es cobarde. Capaz de mostrar sus espaldas laceradas por los látigos en manos de sus compañeros, pero no son capaces de presentar una denuncia ante la Fiscalía. Y pena por unas autoridades universitarias que carecen de autoridad para impedir estos actos salvajes.
Ciertamente, ni en los unos ni en los otros, podemos confiar para el Cambio en el Paraguay.
150 alumnos de la Facultad de Agronomía de la UNA, fueron llevados en hediondos camiones de ganado hasta una hacienda y allí “bautizados”. Fueron golpeados salvajemente por arreadores en sus espaldas, los humillaron haciéndoles arrastrarse entre restos de vacas podridos, les obligaron a beber brebajes inmundos etc…...
Todo realizado por compañeros de Facultad que así se vengaron de lo que cobardemente sufrieron cuando entraron. Y con el lavado de manos hipócrita de las autoridades de la Facultad de Agronomía que prohibieron este acto en su campus, pero que no toman acciones en contra de los victimarios.
Ese hecho, que se repetirá en Medicina y en Veterinaria, me causa asco. Es la negación del respeto que todos nos debemos, es el mal empleo de vidas que gozan en la brutalidad y no en la responsabilidad.
También, este hecho me causa pena. Todavía tenemos una parte de nuestra juventud que es cobarde. Capaz de mostrar sus espaldas laceradas por los látigos en manos de sus compañeros, pero no son capaces de presentar una denuncia ante la Fiscalía. Y pena por unas autoridades universitarias que carecen de autoridad para impedir estos actos salvajes.
Ciertamente, ni en los unos ni en los otros, podemos confiar para el Cambio en el Paraguay.
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario